Según el reglamento, se considerará alta tensión a toda instalación eléctricas que generen, transporten, transformen, distribuyan o utilicen energías eléctricas con tensiones superiores a los 1.000 V de valor nominal.
En la realidad, dentro de la alta tensión se suele subdividir el grupo en instalaciones de media tensión eléctrica, que comprende desde los 3kV a y los 29kV , la alta tensión eléctrica a partir de los 30kV y muy alta tensión eléctrica a partir de los 132 KV.
En lo que respecta a la baja tensión, se consideran instalaciones de baja tensión eléctrica aquellas que distribuyen o generen energías eléctricas para consumo propio y a las receptoras, en los siguientes límites de tensiónes eléctricas nominales:
- Corrientes eléctricas alternas: igual o inferior a 1000 voltios.
- Corrientes eléctricas contínuas: igual o inferior a 1500 voltios.
¿Cómo se transforma un tipo de tensión en otra?
Generalmente la tensión eléctrica se transforma mediante un transformador. A nivel doméstico nuestra tensión a 220V por ejemplo el caso de los aparatos electrónicos se transforma mediante un transformador que puede estar incluido en el propio cable de conexión, es el caso de los portátiles, o dentro del propio aparato electrónico, es el caso de los ordenadores de sobremesa. A un nivel mayor, la transfromación de la tensión se lleva a cabo en subestaciones eléctricas. Este tipo de instalación es el utilizado habitualmente para la transformación de la tensión. Su componente esencial o fundamental es el transformador de tensión, normalmente se instalan cerca de las centrales eléctricas para así poder elevar el voltaje de salida de sus generadores de tensión. En las cercanias de las poblaciones se encuentran las subestaciones eléctricas que reducen el nivel del voltaje de tensión a niveles adecuados para su utilización, es decir, a baja tensión.
Existen reglas tanto para los especialistas en la materia como para los usuarios para evitar posibles accidentes producidos por problemas eléctricos. En cuanto a los electricistas o ingenieros eléctricos, estas medidas o normas de oro a seguir son las siguientes:
1. Desconectar cualquier corte visible o efectivo.
2. Enclavamiento, bloqueo y señalización.
3. Comprobación de ausencia de tensión.
4. Puesta a tierra y cortocircuito
5. Señalización de la zona de trabajo.
Los usuarios deben de tener en cuenta ciertas medidas si se encuentran en una situación de peligro o ante un incidente producido por un problema eléctrico y son principalmente:
1. No manipular ningún cable sino está autorizado.
2. No utilizar agua para apagar fuego en una zona con tensión eléctrica.
3. No hacer bromas con aparatos eléctricos.
4. No manipular cables con las manos o pies humedos.
5. Evitar el paso sobre alargadores o cables eléctricos.
6. Revisar los equipos antes de su uso.
7. No desconectar nunca tirando de los cables.
8. No conectar cables sin clavijas de conexión homologadas.
En resumen, la baja tensión es la que consumen los hogares, y el resto de servicios de las poblaciones, es de uso doméstico.La media tensión, no necesita un cableado tan grueso y es más versátil, aunque normalmente su instalación es aérea o subterranea también permite otras instalaciones y entre sus usos, destacamos por ejemplo el alumbrado público. La alta tensión es la que viene de las grandes centrales eléctricas o subestaciones para después transformarla para su consumo.
En los últimos tiempos en España, el sector eléctrico ha sufrido una transformación dando lugar a la separación de las distintas actividades que intervienen en el proceso, que son generación, transporte y distribucción. La ley del sector eléctrico español pretende regular las actividades relacionadas con el suministro eléctrico, generalizando el mismo e intentando abaratar los costes para el consumidor y según el principio de libre competencia. Existe una sola red y las compañías no propietarias deben pagar para hacer uso de dichas instalaciones.Se abre así un mercado de energia al por mayor donde los distintos agentes pueden comprar y vender dicha energia, para después venderlas a los consumidores finales, o sea, nuestros hogares. Así, podemos elegir el distribuidor que más se adapte a nuestras necesidades, pudiendo cambiar de empresa cuando nos plazca o cuando encontremos otro que consideremos que es más flexible a nuestras exigencias.
